El Vía Crucis de los jóvenes con el Cristo de la Expiración volvió a recorrer las calles del casco histórico de Ibros en la noche de ayer miércoles santo, en una noche fría, pero sin lluvia.
El recorrido empezó a las ocho y treinta de la tarde desde la Plaza del Ayuntamiento; en el pórtico de la iglesia comenzó la primera de las catorce estaciones fijadas en todo el itinerario por donde transcurría: las calles angostas del barrio típico “El Señorío”, calle del Pozuelo, plaza de Santa María, hasta llegar a las inmediaciones de la muralla ciclópea, lugar donde se conjugan la historia milenaria de la villa de Ibros y la fe popular que sus vecinos profesan a su Cristo. Desde el monumento ibérico hasta las calles del centro del pueblo, Cachorro, Aire, Iglesia, para finalizar en la Plaza. Un nutrido grupo de personas siguió este recorrido sagrado, muchas de ellas eran jóvenes que participaron en la lectura de las catorce estaciones, junto al párroco Juan Antonio Marín y el grupo de monaguillos de la parroquia que encabezaban la comitiva. Terminado el Vía Crucis, los fieles que participaron en el camino de la cruz pudieron realizar el besapiés al Cristo de la Expiración, ubicado para la ocasión en el Altar Mayor del templo.

El Viacrucis de los jóvenes es una manifestación de fe popular y una devoción al Cristo Crucificado que se conmemora en Ibros cada miércoles santo. La Hermandad del Cristo de la Expiración volverá a salir desde el templo parroquial en la noche del Viernes Santo, esta vez en su trono y junto a la Hermandad del Santo Entierro.