En la festividad de San José, 19 de marzo, la Iglesia celebra el día del Seminario que va unido a la campaña vocacional que realiza el Seminario Diocesano de Jaén. José Navarrete Ochoa (Sabiote,1993) es el delegado episcopal de vocaciones de la diócesis.
José Navarrete lleva 5 años ordenado sacerdote. Durante ese tiempo ha estado ejerciendo su labor pastoral en parroquias de la sierra de Segura, Torres de Albanchez, Génave y Villarrodrigo. Y en años siguientes en Cambil y Arbuniel, hasta que el actual Obispo de Jaén, Sebastián Chico, le propuso, en el mes de junio del año pasado, para ser formador del Seminario ocupando el cargo de vicerrector y delegado de la pastoral de vocaciones.
El lema de este año de la campaña de vocaciones ha sido “Levántate y ponte en camino”, inspirado en la cita bíblica elegida por el Papa Francisco como lema de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará este verano en Lisboa. En ese sentido, José Navarrete señala que, «desde la diócesis, estamos trabajando y esperamos que unos 500 jóvenes de la provincia de Jaén participen en ese evento mundial».
-¿Cómo está la demanda de vocaciones al sacerdocio en Jaén?
-Las estadísticas dicen que estamos ahora, gracias a Dios, en un buen momento. Es verdad que nuestro Seminario, en años anteriores, ha pasado por una crisis muy fuerte de vocaciones de seminaristas, que se vio bastante resentida, luego pasó un punto de inflexión, no podemos olvidar la pandemia, que lo paró todo. Y ahora estamos viviendo un buen momento, los jóvenes están en una actitud distinta, con ganas, con ilusión. Por ejemplo, todos los miércoles en la Cripta de la catedral más de cien jóvenes nos juntamos a rezar en la oración “face to face” cara a cara al Señor.
-Se puede decir que se ha despertado el interés vocacional en los jóvenes, pero ¿En qué puede influir?
-Tiene que ver, primero, el entorno social en el que vivimos. Es verdad que estamos viviendo en una sociedad muy líquida, nos cuesta a las personas tomar decisiones para siempre, nos da miedo, estamos en una sociedad del vértigo. El Papa Francisco lo ha dicho muchas veces, y los jóvenes, en su madurez, les cuesta cada vez más encontrar trabajo, independizarse y en el tema vocacional también cuesta tomar una decisión y, evidentemente, la gente no pregunta por Dios, como antes, pero sí es verdad, que hay un fuerte deseo en los jóvenes de dedicarse a los demás y eso ya es un factor importante.
–¿Cuántos seminaristas hay actualmente en el Seminario de Jaén formándose?
-En el Seminario diocesano de Jaén actualmente hay 18 seminaristas en distintas etapas de formación, también tenemos tres seminaristas de Tanzania. Hay jóvenes en distintas situaciones, más mayores, más jóvenes y en edad intermedia. Se está produciendo, cada vez más, el fenómeno de la vocación tardía, jóvenes ya con edad más avanzada que piden solicitud para ingresar al Seminario y ahí estamos, discerniendo vocaciones.
-Estamos en un tiempo donde ha disminuido la asistencia de fieles a la iglesia y de poca participación litúrgica.
-Evidentemente, la Iglesia está en una etapa, sobre todo en Europa, estamos viviendo una fuerte crisis de fe y más de práctica. Es verdad que, la gran mayoría, creen, pero se ha perdido una fuerte participación en los cultos. Y se ha perdido el sentido de comunidad. Por tanto, el relativismo y el individualismo tan fuerte que existe en la sociedad hacen mella, se cuela y todo vale.
-¿Cuáles pueden ser las causas de esa bajada de participación de esas personas que son creyentes?
–La causa, primero, la familia. La familia que era el modelo de los valores principales ya no se ve como un referente y nos encontramos con muchos retos, nuevos modelos de familia, nuevas formas de vivir, nuevas formas de entender la cosmovisión entre el hombre y la mujer, y la misma antropología cristiana, cómo Dios ve al hombre y a la mujer hoy en día, eso lo hemos perdido de vista.
-¿Qué tiene que hacer la Iglesia para recuperar vocaciones?
-Nuestra diócesis de Jaén está ahora mismo en proceso de consulta. Estamos en el Plan Pastoral Diocesano, consultando al pueblo de Dios. Este lema que nos está acompañando este año “algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis?”. Tenemos que ser una iglesia abierta, ya lo dijo el Papa Francisco “prefiero una iglesia accidentada por salir, que enferma por encerrarse”, y creo que no nos puede dar miedo salir al encuentro de los jóvenes a los escenarios donde están, en el arte, la música, en el deporte, en los valores, una de las cosas que tiene que hacer la Iglesia es crear una cultura vocacional, primero desde los sacerdotes que somos los primeros que tenemos que aportar para que en nuestro ambiente se cree una cultura vocacional y luego los laicos.