Considerado uno de los mejores pintores retratistas de España, Antonio Montiel (Antequera, 1964), “el pintor del alma”, como es conocido en el mundo de la pintura, ha sido el primer artista en pintar al óleo al rey de España Felipe VI en el palacio de la Zarzuela.
Sus pinceles han pintado con realismo los rostros de numerosos artistas del cine, de la música, sobre todo mujeres, entre ellas Rocío Jurado, Montserrat Cabellé, Lina Morgan, Rocío Dúrcal o Norma Duval, pero también a personajes políticos y de la realeza como la reina Sofía, Fidel Castro, Bárbara Bush o la reina Isabel de Inglaterra. Con 19 años pintó al rey Juan Carlos, pero fue la actriz malagueña Pepa Flores, la célebre Marisol, su primer retrato, la que le cautivó desde niño y la que ha sido su fuente de inspiración y con la que guarda una gran amistad. Antonio Montiel está muy vinculado a la provincia de Jaén, de la que habla maravillas y quedó encantado cuando hace unos años empezó a conocer muchos de sus pueblos. “Siempre que puedo, visito la localidad de Begijar, donde mi representante construyó una casa rural museo donde expone muchos de mis cuadros”, nos confiesa Antonio.
-¿Cómo llegó a conocer la provincia de Jaén?
-Es algo muy circunstancial, hace años estuve de jurado en un certamen internacional sobre el baile retro en Torredonjimeno. Entonces, tuve la oportunidad en este viaje de conocer Úbeda y Baeza y me quedé maravillado porque, la verdad, no me esperaba lo que vi. Yo soy malagueño, pero Jaén siempre había sido como un lugar de paso. Había escuchado hablar de Úbeda y Baeza que eran patrimonio de la humanidad, pero hasta que no ves las cosas no te la puedes imaginar y, la verdad, me quedé maravillado.
-¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo de la pintura?
-Me inicié en el mundo del dibujo a la edad de 3 años. A mí me gustaba hacer garabatos, como hacen todos los niños con rotuladores y lápices de colores. Mi madre me había comprado una cajita, pero un día mi padre (entonces vivíamos en Madrid) trae un lote de revistas y en una de las portadas venía en primer plano la cantante y actriz Marisol, no de la época de niña sino cuando tenía 19 o 20 años, y fue tal la fascinación, me quedé bastante sorprendido con aquella cara, que con mis lápices y rotuladores intentaba copiar aquella portada sin saber de quién se trataba ni había visto sus películas. Pasados los años, mi madre me fue contando que cuando venían los vecinos y familiares a casa se quedaban sorprendidos cuando veían los dibujos. Así fue como me inicié en el mundo del retrato y, además, Marisol, con el tiempo se convirtió como en una especie de “musa” a la cual he pintado en muchísimas veces.
-Ha pintado a muchas personas de la realeza, incluso a la reina Isabel de Inglaterra, ¿Cómo fue posible?
-Fue por medio de mi representante, que es inglés y es además un personaje muy singular, su tía fue dama de Corte de la reina de Inglaterra y su abuelo tesorero de la Casa Real y parlamentario, por medio de él tuve la oportunidad de pintar a la reina Isabel, que me pareció una mujer sencilla, cercana, a diferencia de lo que parece.
-¿El cuadro del rey Felipe VI expresa mucho realismo, cómo fue pintarlo?
-Esa obra la presenté el año pasado en el mes de octubre, fue un encargo que me hizo el Ejército de Tierra para el palacio de Buenavista en Madrid. Para mí ha sido un gran honor pintar la figura del rey de España, Felipe VI. En este cuadro, he querido plasmar su personalidad a través de sus gestos, su mirada.
-Se ha especializado en el retrato, ¿este género requiere algunas cualidades en el pintor?
-He sido siempre un gran observador y me ha interesado, sobre todo, la pintura realista. Tuve mi tiempo de incursión, como todo joven, de probar otros estilos, pero me sentía más a gusto en el realismo. Llega el momento en que tengo que ser honesto conmigo mismo y hacer lo que en verdad me gusta, el realismo. Me he dedicado, sobre todo, al mundo del retrato, pero un retrato que indica cosas, que veas ese punto de interior de cada persona.
-Los críticos le denominan como “el pintor del alma”. ¿Se puede, a través de la pintura, ver el alma?
-Sí, porque todo es observación. A través de la observación, de las miradas, de los gestos, de las actitudes, se pueden ver muchas cosas. Lo que una persona lleva dentro se puede ver por fuera y eso está, más que nada, en las miradas.
-Un pintor siempre tiene la inspiración de algún pintor clásico. ¿En su caso cuál ha sido?
-El pintor que más ha influido en mí ha sido Velázquez. He pasado por diferentes etapas, de ir conociendo la pintura. Como pintor de Málaga, como pasa con Valencia, siempre me interesaba la luz, como algo más efectista. Aquí gustaba mucho la pintura de tipo impresionista, colores fuertes, luminosos como en Valencia con Sorolla, que fue siempre un pintor que le importaba mucho la impresión a través de sus pinceladas.
Cuando hice el servicio militar en Madrid de voluntario (para poder elegir el destino) elegí Madrid por el hecho de que ahí estaban los grandes museos. Entonces conocí la pintura de cerca, de los grandes como fue Velázquez, Goya, El Greco y sobre todo Velázquez que, para mí, es el pintor más grande de la historia. Me interesaba más buscar el interior, fui cambiando el color después de conocer las obras de esos pintores en el museo del Prado.
-Ha pintado también muchas obras religiosas.
-Porque la temática religiosa siempre me interesa, pero no por una cuestión propiamente católica. A mí siempre me interesó el tema de la espiritualidad porque, ya de niño, me cuestionaba mucho la vida. Entonces los niños se preocupaban de ganar partidos de fútbol. Yo me cuestionaba el por qué había niños ricos, pobres, niños que estaban enfermos. Cuando me llevaban a la feria de Málaga veía en las trastiendas, detrás de la noria, de los coches de choque, que había gente trabajando mientras otros se divertían y eso era algo que me afectaba. Me interesaba mucho los “por qué” de las cosas. Y la figura de Cristo ha sido la más cercana, aunque también he tenido interés en conocer otras religiones, pero la figura de Cristo ha sido muy cercana. He tenido muchos encargos de estandartes y carteles de Semana Santa.
-Volviendo al tema de Jaén, ¿frecuenta con asiduidad esta provincia, qué le aporta Jaén en su obra pictórica?
-He estado pasando temporadas muy largas en Begijar, estuve pintando mucho tiempo allí, cuando puedo me acerco a este pueblo, el año pasado pasé la Nochebuena en Begijar con un grupo de amigos. Hay una canción que dice que Jaén es casi más castellana que andaluza, pero es que a mí me ha interesado, lo primero, que tiene unos lugares increíbles, el colorido; quizás, a lo mejor, puede tener esa mezcla entre Andalucía y Castilla, no es como Málaga. Me interesa mucho, también, el tema de la espiritualidad. Y en esta tierra, Santa Teresa de Jesús fue a fundar un convento en Beas de Segura, San Juan de la Cruz en Úbeda, todo ese mundo de misticismo me ha interesado mucho y eso me lo provocaba Jaén.
-¿Ha pintado obras de Jaén?
-He pintado algo, paisajes de Jaén, rincones de Baeza hice algunos, yo soy más que nada retratista, pero también he tocado el tema del paisaje. En una ocasión pinté a la Virgen de la Cabeza, además estuve en la basílica que tienen en Andújar, fue un cuadro que hice para la Hermandad de la Cabeza de Málaga.
-Jaén es la gran desconocida, aunque, cada vez más, se está promocionando, ¿Qué otros lugares conoce de la provincia de Jaén?
-También conozco otros pueblos muy bonitos que conocí estando en Begijar, como es Ibros, Canena, Sabiote. También visité Iznatoraf, Alcalá la Real, Bélmez de la Moraleda. Bueno, y la capital Jaén, que tiene una catedral que es preciosa. No llegas a creer que Jaén es tan bonita. Soy muy amigo de la cantante Karina y con ella estuve viendo, en Semana Santa, a Jesús Nazareno el famoso “El Abuelo” y el Santo Rostro. Me parece todo maravilloso, no me lo esperaba y me gustó mucho.
-¿En esta época que nos tocó vivir de la pandemia seguro que también ha perjudicado al arte?
-Mucho, claro. Estoy trabajando en algunos proyectos, pero, ciertamente, tengo pendiente un encargo que me hicieron antes que comenzara la pandemia, de retratar al rey de Marruecos, Mohamed VI, que aún no he podido llevar a cabo porque se trataba de pintar al rey en Marruecos o en París. Cuando comenzó la pandemia, aunque habitualmente vivo en Madrid, decidí venirme a la casa que tengo en un pueblo de Málaga, en Almogía, precisamente porque, como está la situación, prefiero estar aquí tranquilamente en el pueblo.