El turismo basado en la cultura del olivar y de los aceites de oliva (oleoturismo) es ya una incipiente realidad y tiene por delante todo un potencial recorrido, además de un futuro prometedor por la singularidad que atesora la provincia de Jaén con su océano de olivar y sus muchos recursos oleícolas nacidos al abrigo de sus más de sesenta millones de olivos distribuidos en sus casi 600.000 hectáreas de olivar.

Este vasto bosque plantado a lo largo de los tiempos por el hombre confiere al territorio jiennense una auténtica cultura, una personal idiosincrasia y una genuina forma de vida en la zona que se ha erigido desde hace muchos años como la principal zona productora de zumos de aceituna del mundo, de la mejor y más saludable grasa vegetal, de los mejores néctares que da el árbol del olivo, símbolo de la paz y de la concordia.

Aunque es relativamente reciente, el oleoturismo tiene gran margen de mejora, de desarrollo y de crecimiento en la provincia de Jaén a la vista de que el turista actual presenta un nuevo perfil, con otros hábitos y otras inquietudes. Por eso quiere conocer más y mejor el patrimonio y los atractivos de toda índole, entre ellos los paisajes más singulares y diferenciados como los del olivar, desde premisas tan esenciales como el conocimiento, las emociones y vivir experiencias únicas e irrepetibles.

Olivares de Jaén

Y todo ello, a ser posible, participando incluso como actores de un proceso tan apasionante como es la producción y elaboración de los aceites de oliva, así como ser testigos de excepción de todo el esmerado proceso que va desde el campo hasta la bodega; aceituneros por unos días, pateando el mar de olivos, vareando el árbol para conseguir el fruto, la visita integral a la almazara y siendo partícipes de cada uno de los eslabones que conforman este proceso, para finalmente darse el gustazo de catar y disfrutar de una agradable sesión de análisis sensorial de los aceites de oliva virgen extra, un manjar extraordinario para los sentidos. Así se le saca partido a los recursos que tienen ligazón con la cultura del olivar y de los aceites de oliva, que por cierto no son pocos, aunque no todo lo conocidos que serían deseables.

Por ello, desde la provincia de Jaén, conscientes de esta singular oferta al ser la capital mundial de los aceites de oliva y del olivar en cantidad y calidad, se explora desde hace unos años el oleoturismo, un segmento turístico para el que intenta que reporte dividendos, a modo de una segunda cosecha, además de la convencional, para lo que hace falta una mayor convicción y una mayor promoción a todos los niveles con el fin de consolidar este producto turístico al que le auguro un buen porvenir. Con ello se diversifica la economía y se apuesta por la generación de valor añadido con el reto de que Jaén sea un destino de referencia en materia de oleoturismo. Un desafío al que la provincia de Jaén no puede renunciar bajo ningún concepto, por lo que debe y tiene que poner toda la carne en el asador para ser también la capital mundial del oleoturismo.

Asensio López

Periodista

Por Asensio López

Periodista